Y pasó la Seda,
sin pena ni gloria,
y llegó Siddartha
para dejar paso
a Crimen y Castigo...
De repente encuentro
momentos para leer
con una voracidad
latente, lejana y caótica...
Aprovechemos el momento,
el presente,
igual que el río
que está en todos los sitios
a la vez...
El espacio y el tiempo,
tu y yo,
todo tan recurrente.
Todo se va y vuelve,
igual que mis heridas
se cierran y
se vuelven a abrir...
El piano,
la guitarra,
un pitillo que se apaga
en la ventana
con la luz de la luna
y la brisa del mar...
Palabras
que no llegan,
que no tocan,
que no acarician,
que se van con la brisa...
Palabras
que me susurran
al dormir
y al despertar...
Saltar por la ventana,
correr detrás del viento
bajo la lluvia.
Llorar y sonreír
seguir la luz
de la luna,
ver amanecer
y volver a casa.
Una ducha, que
otro día empieza
entre el devenir
de los días que
se me escapan
entre los dedos...
Ser río, ser piedra,
ser arena, ser,
fluir...
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