domingo, 14 de agosto de 2011


El silencio
juega con las palabras,
el tiempo
con las arrugas de mi cara.
La vida
con múltiples ideas
que a falta de materializarse
se convierten en la vida d uno más
en la vida de nadie,
en la vida de cualquiera...

Día 4

El mundo gira
mientras la irrisoria esperanza
de que algo cambie
se tatúa a fuego en mi piel.
El eco de la música
suena en el horizonte
mientras me desplomo
en el colchón de mi cama.
Atravieso con fugacidad
los sueños que aun están por llegar,
me siento en el abismo
y salto al vacío,
a la espesa negrura
de una existencia impropia
de un tu sin yo
de un yo sin mi...
Perturbando mi inconsciente
desaparezco en el interior
del último anhelo
de mi existencia matutina.
Mañana al despertar...

Día 5
Cosmopolita presencia
de pensamientos que desconozco.
Ocasiones perdidas
en el interior de una alma rota
por el paso del tiempo.
Anhelos sistemáticos
rodeados de oportunidades impropias,
de listas de la compra
sin sentido ni lugar.
Imberbes pensamientos
lejos de las arrugas
que rodean mis ojos.
Locura transitoria,
cordura efímera,
incapacidad permanente.
En el ocaso de mi existencia
allí entenderé
el tiempo perdido
en el camino equivocado...

Día 6
Las sombras de mi propia mano
no me dejan ver lo que escribo,
igual que mi propia vida,
igual que todos mis actos,
pensamientos o movimientos...

Día 7
Elocuencia sumisa
en un anochecer
sin transcendencia
ni consecuencia.
Ensimismado
en un punto cualquiera
de la habitación.
El tic tac del reloj,
el imperturbable
e inconsciente
insomnio
que no me deja
cerrar el día.
Las horas
se hacen eternas
mientras el calor
me ahoga
en estas cuatro paredes.
En este lugar
de donde hasta que amanezca
no voy a escapar.

Día 8

Es imposible olvidarme de ti,
es imposible olvidarme de vosotros,
es imposible,
simplemente imposible.
Mi cabeza piensa
cada fin de semana
lo bueno que sería
una cena todos juntos,
otra cena,
la "última" cena.
Cenar, beber, hablar,
retroceder en el tiempo,
volver a ser yo mismo,
volver,
simplemente volver...

Hoy

Mis ojos arden,
no soportan la vida,
la luz,
el ordenador,
el día a día,
mis ojos palidecen
mermando su color
hacia una transparencia incolora.
Intento desnudar mi alma
y lo único que consigo
es recorrer por la noche
las calles desiertas sin ropa,
sin dignidad, sin alma,
sin ni siquiera sombra...