lunes, 31 de agosto de 2020

Cada palabra que no escribo, cada tecla que no toco...



No importa la tecla que pulse,  

no importa la palabra que escriba,

todas se refieren al mismo sentimiento,

al mismo dolor,

a la misma idea recurrente que lo envuelve todo...


Cada segundo fugaz

que se convierte en la eternidad,

cada sentimiento volátil

e incongruente,

cada desilusión que te marca

a fuego en lo más hondo del alma.

Grito afónico y agónico

que no llega a tus oídos,

cada palabra que no escribo,

cada palabra que se queda

prendida entre mi cabeza y mi alma

y que se entrelaza entre sentimientos

que la destruyen y consiguen que mis dedos

no lleguen a escribirla...


El abismo del tiempo,

la incongruencia de la eternidad,

la aplastante y real fugacidad de la vida, 

ese abrir y cerrar de ojos,

ese parpadeo que me sirvió

para poder verte pasar

sin tiempo a despedirme...


La ausencia de mi presencia,

la compañía de la soledad

en una simple

eternidad fugaz...


Un placer,

un suspiro,

un anochecer...