jueves, 12 de julio de 2012

Disfraces y decepciones desde la infancia a la vejez



Si pudiera responder a la pregunta de quién soy
la respondería...

Pero... quien soy,
si a cada paso soy distinto,
si cambio de parecer en cada instante
si no sé vivir
simplemente me dejo llevar
por las circunstancias que me rodean
en cada instante...

Si soy el abismo de una idea perdida
el tiempo efímero de un pensamiento,
la inacción por definición.
Ausencia de sentido en mis actos,
juegos de palabras cifrados
que nos llevan a la eterna confusión...

Viéndolo con perspectiva,
alguien tenía razón al decir,
que lo único que tengo
es miedo,
miedo a decepcionar,
miedo a no ser lo que se espera,
miedo a no ser apreciado
miedo a vivir sin más...

No estoy tan lejos de tu realidad,
si le quitas la parte de magia
y sobrevaloración con la que me maquillas
obtienes mi verdadero yo.

Un ser humano,
con múltiples equivocaciones
que nunca predica con el ejemplo
pero que si te aconseja algo
es porque no existe nadie en el mundo
que cometa más errores que él,
sé lo que es errar,
apenas lo que es acertar,
te aconsejo desde el fracaso.

Soy yo con mis miedos
y mi escasa capacidad de decisión
que me disfrazan en el día a día.
Debajo del disfraz estoy yo
el mismo que aparece
cuando desmaquillas
al personaje idealizado
de tus recuerdos.
Entonces se funden
mi verdadero yo
y tus conocimientos
de quién soy yo.

Cuando me desmaquilles
intentaré hacerte ver
que no soy así
por que el miedo me disfraza.

Mira en el interior del disfraz
dónde sólo encontrarás
eterna admiración
y un dosis de decepción
igual al descubrimiento
en la infancia
de que casi todo lo fascinante
no es realidad...