domingo, 9 de octubre de 2011

Dímelo tú


Mi Manchi, 19 de agosto,
el efímero desaparecer de los momentos importantes.
Tú devenir,
mi fracaso,
el eterno reencuentro,
mi ausencia.
No encuentro la música,
vaca azul, manos de topo,
tu ausencia, mi presencia.
Tener una borrachera como un piano,
no hace que lo sepa tocar,
me gustaría,
y la guitarra,
y otro instrumento cualquiera
que me permitiera desahogar mi interior.
Pero no sé,
al igual que no sé escribir,
pero aporreo las teclas del piano
hasta romperlas,
hasta que me hagan parar.
Hasta el infinito de mi desazón.
Quién...
Grito por la ventana,
el grito silencioso más perfecto que haya existido,
las estrellas se estremecen,
las personas
ni siquiera lo escuchan.
Vomito
pensamientos que no existen,
devuelvo
todas las cosas buenas
que nunca existieron,
regurgito
las palabras que nunca dije,
ahora que estoy solo,
ahora que nadie me escucha.

No puedo escribir
y no sé por qué...

Dímelo tú...

2 comentarios:

  1. Mejor que te lo diga ella, yo tampoco encuentro las palabras, quizás no las tenga, quizás ya no tenga nada más que decirte.

    Sabes, creo que todo esto siempre ha sido mentira. Desde el principio sabías que Nadie no viviría más que en los sueños de la luna... por qué no te escuché cuando me aconsejaste no permitirse soñar?

    "si alguna vez me sincero, te diré: tu sonrisa es vulgar y además no te quiero"

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  2. Piensa que hace tantas cosas mal, que no sabe por donde emmpezar a contarlas...Se siente perdida, como tantas otras veces, cansada del camino y de las circunstancias que la rodean. ¿puede cambiarlas? De alguna manera yo creo que sí, se trata de intentar buscar al Sol más allá de las nubes, la fuente de energía que siempre está, aunque sea oculta... A ella particularmente, se le da bien huír cuando las cosas no le gustan o le saturan, suelo decirle que no es una buena solución porque a largo plazo su inconformismo y su particular manera de entender el mundo y las relaciones interpersonales la avocan de nuevo a un prematuro cansancio de las situaciones, los lugares, la gente...¿ cúal es el verdadero problema entonces? Quizás le guste hacer lo que no puede: ir y venir sin preguntas ni explicaciones, sentirse anónima, pasear sin nombre ni tiempo que la mida. La rutina se endosa en su costado hiriéndola lentamente, marchitando su piel, tiñendo de blanco su cabello, absorviendo la sabia que traía de la otra vida...¿Cuando cesará en el empeño de la cobardía? ¿Caundo se atreverá a decir lo que anhela? Todavía no siente el punto de equilibrio, porque veradaderamente todavía no ha llegado...Sabe casi con certeza que pronto desaparecerá y aún así se sigue engañando...No quiere comprometerse, ni pedirle a nadie que la espere, porque en realidad no quiere que nadie la espere y mucho menos que alguien espere algo de ella.

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